martes, 28 de mayo de 2013

Sin fe ni esperanza


    






La problemática del agrandamiento y la creación de nuevas villas miserias que  suplantaron a lo que antiguamente se llamó conventillos pero la gran diferencia es que los habitantes de los conventillos le podían dar esperanzas a sus hijos de poder salir de ellas, con la compra de algún terreno y la posterior construcción de una casa, hoy la diferencia es que las villas miserias son endémicas, las víctimas y sus posteriores descendientes difícilmente se puedan mudar y al ser  varias generaciones, los niños perciben que ni sus abuelos, padres, tíos, no pudieron con ningún esfuerzo salir de las villas y son presa del desaliento, que los llevan a deambular sin rumbo sin estudiar ni trabajar y lo peor caen en el consumo de drogas.

 

Todos los gobiernos populistas y demagogos, por el gran negocio inmobiliario que hacen, solo construyen grandes monobloc  y al mudarlos a los nuevos departamentos, les trasladan todos los males de las villas miserias, la droga, los aguantaderos , familias enteras de delincuentes, el pago de peajes, la inseguridad, los sacan de una villa miseria horizontal y los llevan a otra villa miseria vertical, que al igual que a los habitantes de las villas miserias, los de los monobloc, son discriminados por los vecinos aledaños, debido que la cercana instalación de los monobloc como las de villas miserias hacen bajar tanto los precios de las propiedades,  que no pueden vender sus casas y mudarse a otro lugar más seguro.

 

 

El dialogo circunstancial que tuve, con un joven ,que salía de una villa miseria y esperando un colectivo solo se prolongó por unos minutos, quizás sea un reflejo del  33 % de marginados que componen los conurbanos de las grandes ciudades de todo el país, y refleja a miles de jóvenes de ambos sexos, sin fe ni esperanza, que deambulan sin poder trabajar o estudiar, condiciones que se agravan día a día, sin que se les de ninguna solución y el gobierno esconde con las encuestas mentirosas del INDEC.

 

El joven me relata, la rabia que día a día viene acumulando, al ver su vida malgastada, sabe que tendría que tener fe, pero es un ciudadano vencido, cuyo semblante evidencia lo que está relatando, no quiere que le arrebaten su capacidad de querer aprender, pero deja caer sus brazos su cuerpo flaco, parece querer decir, “Compadeceme, en todo lo que he vivido solo tengo recuerdos amargos, techos de chapas agujereadas, pisos de tierra, soles abrasadores, y noches tan frías que ruego en mis insomnios que llegara el día y el día llega ¿ Para qué?"

 

“Me acuerdo cuando mi madre me besaba, y me hacía tener esperanzas de no convertirme en una sombra como mi padre, y mi madre dejó de besarme quizás porque no quiere mentirme más”.

 

 

(No puedo apartar la mirada del espejo que refleja un joven sin esperanzas, y de no tener un norte, y pienso en la tremenda desigualdad de oportunidades que sometemos a miles de jóvenes que además de agobiarlos, los inhabilitamos para desarrollar todo el potencial que realmente tienen y no se podrá revertir el grave problema con "Cuentitos de Hadas", pero nosotros los ciudadanos que les podemos dar a nuestros hijos, los que a esos jóvenes no pueden alcanzar y nos desentendemos del problema, escudándonos en que el gobierno de turno lo va a solucionar, es no querer asumir nuestra responsabilidad cuando votemos tendríamos que hacerlo para que la desigualdad de oportunidades se equiparen y no esperar que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. que en 10 años no lo pudo resolver y pida más tiempo para “Intentar” solucionar un problema en el que no se puede perder más tiempo).

 

 

(Me comenta el joven): “Si tuviera un lugar que al llegar fuera un oasis y no una mazmorra, si lloviera y al volver a mi casilla estuviera seca, si pudiera solucionar con trabajo estable, el sustento, si pudiera leer y entender lo que leo, y así poder estudiar, ¡Qué fácil me seria, ser feliz!, y le pediría a mi madre que nuevamente me bese cuando niño, porque ya no me estaría mintiendo”

 

                                                 

 

Me comenta que cumple 21 años, y que no tiene porqué festejarlos, por haber perdido la fe y la esperanza. 

 

Veo que su actitud es la misma que la del poeta Ovidio que dijo de su nacimiento:

 

 

 “Ha llegado el día, -dice el poeta- en que conmemoro mi nacimiento: un día superfluo. ¿De qué me ha aprovechado a mí el haber nacido?

 

 

                                             Alfredo Hernando.

 

                        Desafió histórico de los sindicalistas




http://alfredolhernando.blogspot.com.ar/2013/05/desafio-historico-de-los-sindicalistas.html









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