Ante el anuncio de que el Zoológico Metropolitano
se cerrará, se pone en el tapete la complicidad que
tuvimos muchos adultos que después de visitar un zoológico
con indiferencia y sin ninguna
compasión nos desentendimos
olímpicamente de los animales que padecieron durante décadas
encarcelados siendo inocentes y no nos
preocupamos para revertir esa ignominia, en contraposición de
los ciudadanos con sensibilidad, compasión, y altruismo que se
reúnen en organizaciones ambientalistas y animalistas para eliminar
el maltrato de los animales.
En los zoológicos cuando salen
los últimos visitantes y las puertas de hierro se cierran, ya no se escuchará
la algarabía de los niños y llegará la soledad de las larguísimas noches, el
silencio solo lo interrumpe el rugido de algún león y eso se repite día tras día, años tras
años, jamás podremos dimensionar el sufrimiento que les ocasionamos a los
animales que tenemos presos a perpetuidad en los zoológicos, la única
posibilidad que tienen para poder lograr su libertad, es su propia muerte, que
creo que la esperarán ansiosamente.
Alfredo Rebizzo Hernando DNI 4186601
Palabras de humanista Indio, Dr. Rotna Nadar.
Los adultos creemos
que los niños sienten una sana alegría cuando ven animales tristes detrás de rejas,
lo que realmente reciben los niños en el subconsciente es una “alegría enfermiza”
Rotna
Nadar
Invito a leer: Reprochando a Dios: http://alfredolhernando.blogspot.com.ar/2014/01/reprochando-dios.html
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