sábado, 15 de julio de 2017

José Ingenieros y la ética

NOTA ESCRITA POR: Alfredo Rebizzo Hernando. DNI 186601



 

Reflexiones de un escritor sobre la ética, que no pierden vigencia, que le van como anillo al dedo a Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Sergio Massa, Axel Kisilof y a toda una caterva, de sindicalistas, peronistas, comunistas y narcoterroristas, que están co-gobernando junto a Cristina Kirchner y nos están llevando 

inevitablemente a un caos total

 

 Parte de un texto de José Ingenieros (1877-1925) medico, psiquiatra, escritor y docente. 


‏*Los personajes que hacen del arte de la política un sordo y mezquino oficio, de su ciencia un sucio comercio, de su filosofía un instrumento personal, de su virtud una mísera empresa, de su caridad un cúmulo de espurios intereses.

             Elogian lo subalterno con la difamación de lo conspicuo. Abusan sus silogismos para falsear los valores en la conciencia social. Sus discursos vacíos de contenido, son piezas de repetitivas y preparadas oratorias.

             Expertos en el arte de seducir y convencer al auditorio con abuso del lenguaje y discursos altisonantes, apoyado mediante una preparada, y actorales gesticulaciones, siempre aplaudidos por una turba de serviles mediadores, cuidadosamente elegidos para la ocasión.

Quien se pone a mirar si lo que tiene le basta para todo su porvenir posible, ya no es joven; cuando opina que es preferible tener de más que tener de menos ya está viejo; cuando su afán de poseer excede su posibilidad de vivir, ya está moralmente decrepito.

La avaricia es una exaltación de los sentimientos egoístas propios de la mente envejecida.

 Muchos siglos antes de estudiarla los psicólogos modernos el propio Cicerón escribió palabras definitivas: “Nunca he oído decir que un avaro haya olvidado el sitio en que había ocultado sus tesoros”

La avaricia es un árbol estéril la humanidad perecería si tuviera que alimentarse de sus frutos.

 La moral burguesa del ahorro ha envilecido a generaciones y pueblos enteros; hay graves peligros en predicarla, pues como enseño Maquiavelo “más daña a los pueblos la avaricia de sus ciudadanos que la rapacidad de sus enemigos”

Esa pasión de coleccionar bienes que no se disfrutan y que se acrecientan con los años, al revés de las otras.

El que es maniestrecho en la juventud llega hasta asesinar por dinero en la vejez.

La avaricia seca el corazón, lo cierra a la fe, al amor va la esperanza, al ideal.

Si un avaro poseyera el sol, dejaría el universo a oscuras para evitar que su tesoro se gastase. Además de aferrarse a lo que tiene el avaro se desespera por tener más, sin límites; es más, miserable cuando más tiene, para soterrar talegas que no disfrutara, renuncia a la dignidad o al bienestar; ese afán de perseguir lo que no gozara nunca constituye la más siniestra de las miserias.

La avaricia como pasión envilecedora, iguala a la envidia y son pústulas morales de los corazones envejecidos…………

 

José Ingenieros. 

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