jueves, 1 de enero de 2015

Histórico discurso del Papa Francisco


El Papa Francisco pidió a sus colaboradores de
la Curia Romana que hagan un “auténtico
examen de conciencia”, la Curia, añadió el Papa,
“como todo cuerpo humano está expuesta a las enfermedades” y mencionó quince enfermedades
con el objetivo de que los cardenales, obispos,
sacerdotes, religiosos y laicos puedan prepararse
a recibir el sacramento de la confesión antes de
esta Navidad.

Pero creo que Jorge Bergoglio le mandó en una perfecta “PARABOLA” a Cristina Kirchner, una real radiografía de su intricada personalidad, y al saberla gravemente enferma, de fosilización mental y espiritual, de sentirse inmortal, inmune e indispensable, enferma de alzheimer espiritual, de rivalidad y vanagloria, de esquizofrenia existencial, de chismerios y murmuraciones, de divinizar a los jefes, ser indiferente hacía los demás, tener cara de
funeral, estar enferma de acumulación, tener
manía por círculos cerrados, enferma por lo
mundano y el exhibicionismo, por lo que creo que 
Bergoglio reza diariamente para que Cristina
Kirchner pueda terminar su mandato sin que se agrave “más” todas las cosas en que incursionó, con el solo objetivo de hacerse inmensamente ¿rica? a costa de sumergir en la indigencia a millones de los tiene cautivos y son más del 43 % 
de la población; son los no tienen trabajos dignos,
que toman tierras por necesidad, que roban, 
venden drogas y se da la paradoja de que los
padres que reciben las limosnas para poder 
sobre vivir en villas miserias y rancheríos sus
hijos en una gran mayoría no pueden estudiar ni
trabajar solo pueden aspirar a ser cartoneros
como la mayoría de sus padres y están
íntimamente asociados con la droga como 
consumidores y vendedores, quiere decir que
sus padres por incautos y por unos pesos la
votaron y votarán al que “ella” les mande y
además le rinden pleitesía a la que junto
a Néstor Kirchner dejaron que se instalen 
los carteles de la droga en el país 
posibilitando que la droga pudiera
llegar libremente a sus hijos y los MATEN.



                             Alfredo Hernando

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