Paco tiene 8 años desde
hace más de un mes su hogar se convirtió el un desconcierto, el andar y venir
de los parientes el prepara de los baúles donde irán las pertenencias de su
madre y sus hermanos, dejar el hogar no es para Paco una novedad desde que se
fue su padre hace mas de dos años siempre se hablo del viaje que harían para
radicarse en un campo cercano al de sus tíos que ya son estancieros en la República
Argentina y fueron los que entusiasmaron a su padre para emigrar, lo que
quisiera tener en América seria un pequeño cuarto como el que tiene aquí, esta
sobre un granero y desde esa altura puede ver la campiña y las tierras que
labraba su padre como la tradición que los pequeños latifundios quedan en las
familias desde hace siglos sus tíos se encargaran de cultívalas; pero basta de
divagar el día de la partida ya llegó, solo le falta despedirse de Gabriel su
mejor amigo, era domingo y en todo el trayecto hasta su casa estuvo oyendo al
padre de Gabriel tocando su acordeón, desde que era mucho más niño escucha los
domingos esa música que llegaba hasta la ventana de su cuarto palidecida por la
distancia y mezclada con los trinos de los pájaros,del ladrido de algún perro,
el canto de algún gallo, el balar de las ovejas y cuando el teñir de las
campanas de la pequeña iglesia llamaba a misa dominical, trasformaba en una
gran orquesta, todavía por su corta edad no sabía que algún día esa música le haría
conocer el secreto, de que la vida tiene un principio y un fin lo del medio
solo es un instante que pasará inadvertido.
Pero no hablaremos del
viaje en el fondo de un buque con pasaje de tercera, no hablaremos de los
primeros años en un campo de la provincia de Santa Fe, no hablaremos como
pasaron los años, pero podríamos hablar que al cumplir 78 años, estaba viudo y
con varios hijos que ya se encargan que sus campos siguan produciendo y estaba
embarcado en un trasatlántico de lujo, vuelve por primera vez a España y lo
hacía en primera, y vestía sencillamente como siempre había vivido.
Hace 70 años cuando era
un niño, fueron con su madre y sus hermanos al mediterráneo para abordar el
buque y lo habían hecho en tren, hoy en día todo esta entrecruzado por rutas
pero Paco prefirió el tren quería desandar el tiempo por donde había pasado,
llevaba poco equipaje, cuando llegó a la que había sido su casa estaba
totalmente cambiada, sus primos le quisieron agasajar y darle la mejor
habitación, pero desde que había llegado no le podía sacar la vista a la pieza
que estaba sobre el granero, desde luego era su antigua pieza donde tantas
veces vio el cielo estrellado antes de serrar los ojos para dormir, cuando les
pidió a sus primos que los días que se quedara a dormir quería hacerlo en su
antigua pieza, rápidamente la acondicionaron y todo fue muy sencillo, lo único
que pidió fue su antigua cama, su mesa y su silla.
Cuando se instaló se
estarció con la vista de la campiña era domingo y como en un sueño le llego
como un susurro, una tenue melodía de un acordeón, pero percibió que no era la
música alegre que escuchaba cuando niño esta música era muy distinta sin ser
triste sonaba melancólica quizás le faltara, el trinar de algún pájaro, el
ladrido de algún perro, el balar de alguna oveja, de repente escucho el
repiquetear de las campañas de la pequeña iglesia, y como cuando era niño
empezó a seguir el hilo de la melodía cruzó la acequia que corría junto a la
alameda y cuando llego frente al ejecutante, vio a un viejo un poco encorvado y
con el cabello muy blanco, y se vio por primera vez no como se veía diariamente
ante del espejo se vio como realmente era; Gabriel dejando de tocar y mirándolo
a los ojos, simplemente le dijo ¡PACO!
Alfredo
Hernando 9/9/2014,
Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario